Ingeniero mecánico, protagonista de la reconstrucción de la posguerra entre los sin techo de su Rímini natal, Alberto Marvelli vivió al máximo su vocación laical, compaginando una asidua vida de fe con un directo compromiso político y social.
Su aventura humana, a través de la fascinante narración de estas páginas, se revela como un llamado irresistible hacia un 'alto nivel de vida cristiana ordinaria' especialmente para los jóvenes (NMI).
Joven entre los jóvenes, enamorado de la vida, de los hombres, de Dios, Alberto se hizo presente entre los pobres y los que sufren, en los oratorios y en la escuela, entre los desahuciados de la guerra y los universitarios. Vivió como protagonista los grandes acontecimientos históricos de la época, anticipando proféticamente el papel y la vocación del laico cristiano propuesto por el Concilio Vaticano II. Fue beatificado por Juan Pablo II en septiembre de 2004 en Loreto.