¿Se puede ser discípulo perfecto del Señor incluso a través de la vida laical y familiar? Gianna Beretta Molla, proclamada santa en 2004, es conocida por las heroicas circunstancias de su muerte. Pero antes es santa porque, dentro de una vida normal, vivió en absoluta fidelidad al evangelio.
¿Se puede ser discípulo perfecto del Señor incluso a través de la vida laical y familiar? ¿Puede el matrimonio ser realmente un camino para convertirse en santo?
Gianna Beretta Molla, proclamada santa por Juan Pablo II en 2004, es conocida sobre todo por las circunstancias heroicas de su muerte: durante su cuarto embarazo prefirió arriesgar su vida, perdiéndola, para dar a luz a su hija.
Pero incluso antes de este último gesto heroico, Gianna es santa porque, dentro de una vida absolutamente normal, vivió en absoluta fidelidad al Evangelio y en perfecta coherencia con su fe cristiana.
"La grandeza de Gianna Beretta Molla consiste en que dio los mismos pasos que nosotros, tuvo nuestros problemas y nuestras dificultades, mostrándonos que, en normalidad, podemos santificarnos", escribió sobre ella el cardenal Martini.
Santa por cómo vivió, por tanto, antes de cómo murió: es su vida, no su muerte, lo que es ejemplar. Primavera de Gianna Beretta. El santo enamorado Es, más que una biografía, un testimonio de fe vivido intensamente en la vida cotidiana por una mujer como tantas otras. Una mujer santa.