14 mayo
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Fondazione Azione Cattolica Scuola di Santità
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FUNDACIÓN ACCIÓN CATÓLICA ESCUELA DE SANTIDAD
Pio XI
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NOTAS BIOGRÁFICAS Y PROCEDIMIENTO DE LA CAUSA

Guido Acquadro

30 de diciembre de 1912, San José de Casto, Biella - 29 de abril de 1933, San José de Casto, Biella

Guido Acquadro nació en una familia humilde el 30 de diciembre de 1912, en San Giuseppe di Casto (Biella). Recibió de sus padres una brillante educación cristiana. Eran los años de la Primera Guerra Mundial y su infancia no fue nada fácil.
Su primer día de fiesta en la vida fue el 16 de abril de 1919, cuando a la edad de siete años, aún sin cumplirlos, acogió por primera vez en su alma a Jesús Eucaristía. Se había preparado para ese primer encuentro, dice su biógrafo, como un ángel. Desde entonces, Jesús Eucaristía es su gran Amigo: lo recibe cada vez más a menudo y cada día más pronto, preparado por la Confesión frecuente y regular, por la oración y por una intensa vida cristiana. Ese mismo año, el 19 de agosto, Guido, siendo muy joven, recibió la Confirmación del obispo de Biella, Monseñor Giovanni Garigliano.

En acción católica
En la escuela, entre sus compañeros e incluso entre los adultos que encuentra, da testimonio de Jesús. Se encomienda a la Virgen y comienza a ir a rezarle intensamente al cercano Santuario de Oropa. Un día, escribiendo a un amigo, muy animado por las dos visitas a Oropa, le dirá: “Allí arriba recé por ti y pensé en traerte un pequeño Rosario. Es el mejor regalo que puedo darle a un querido amigo. Aprended, si aún no lo sabéis, a rezar bien el Rosario, para que Nuestra Señora os ayude a vivir bien, a hacer el bien y a morir bien, cuando llegue nuestra hora. La oración, el Rosario, da la fuerza para luchar y vencer las tentaciones y superar todas las dificultades”.
Guido aprendió a rezar el Rosario desde niño y lo ofrecerá a la Virgen durante toda su vida.
El 1 de noviembre de 1923 la familia de Guido regresó a Prolungo S. Eurosia y se estableció allí. La parroquia de Guido, lugar de su apostolado, será ampliada. Un domingo por la tarde de noviembre de 1923, en la plaza de la iglesia, conoció a Alfonso Mosca, presidente del Club Juvenil de Acción Católica “Contardo Ferrini”, quien se convirtió en su amigo y lo introdujo en el apostolado en la vida y en la asociación.
Acogido en la Acción Católica, destacó por su estilo de fe y su intenso trabajo apostólico. Le cuesta sacrificio, cada vez más, porque una vez termina la primaria, sus días pronto pasan trabajando de la mañana a la noche. Como trabajador, en su ambiente de trabajo, será lo que su compatriota Pier Giorgio Frassati había sido en el ambiente de estudio y de cultura.
En noviembre de 1926 conoció por primera vez a Don Augusto Viotto, que había ido a predicar a Prolungo. Al futuro asistente diocesano de Acción Católica se le abren nuevos horizontes de luz, compromiso y santidad en el mundo. En 1929 será su director espiritual. Don Viotto escribirá una bella biografía de Guido Acquario, hoy inalcanzable, que lo describe como un joven católico, rico en fe, oración, pureza, amor a Jesús Eucaristía y a la Virgen.
Con sólo 16 años, en 1928, Guido fue secretario de la Asociación, desempeñándose en un activo apostolado de palabra, acción, oración y ejemplo. Ese mismo año le fueron confiados los niños más pequeños, los “aspirantes”, que fueron catequistas y guías entre ellos, siguiendo a Jesús. Reflexionó sobre su inocencia y los educó a sacrificarse por Jesús. “Sus” hijos quedaron fascinados viéndolo tan joven – uno de ellos después de todo – pero tan deseoso de alcanzar la santidad.

Apostolado epistolar
Su biografía contiene maravillosos pasajes de sus cartas a sus hijos, amigos y otras personas. Así dio vida a un maravilloso apostolado epistolar, que revela su alma y su trabajo para llevar a Jesús a sus hermanos: “Cuando en la fábrica (era su ambiente de trabajo) se producen malas conversaciones, me pongo a tararear alguna alabanza en honor a la Virgen. Sin embargo, pienso y oro al Señor y quedo tan absorto que ya no escucho nada de lo que sucede a mi alrededor. Sin darme cuenta, trabajo más rápido y mejor”.
“Sé siempre alegre y no dejes que esa alegría que hace tan bella la vida te perturbe. Quédate con el Señor. “Quien está con Él, en gracia, recibe tanta fuerza para soportar la adversidad con alegría y no fallar en sus deberes: y por esto está alegre”.
“Intenta hacerte algún mérito porque el tiempo pasa rápido y día a día la hora final se acerca cada vez más”. “¿Qué es más hermoso que vivir, trabajar y morir por el Señor?”
Luego los muchachos fueron educados en el sentido de la presencia continua de Dios, en la conciencia de tener que responder ante Él, en el compromiso de evitar a toda costa el pecado –y el infierno al que conduce el pecado– y de ganarse el Cielo. Así se educaban los santos. Guido experimenta la precariedad de su existencia, a pesar de tener sólo 20 años.
En una carta de finales de 1932, escribió: “Aunque me siento un poco enfermo, todavía estoy sereno. “Cuando estoy un poco molesto, dirijo mi mente hacia Dios y siento un gran consuelo”. En la primavera de 1933, el reumatismo que padecía desde hacía algún tiempo le atacó violentamente.

Conociéndolo
El cuidado del tiempo es pobre. El 18 de abril de 1933 se fue a la cama, seguro de que no volvería a levantarse, aunque apenas había cumplido 20 años unos meses antes. Es el corazón el que está afectado y no hay muchas esperanzas de recuperación.
Une sus sufrimientos a los del Crucificado. Orad continuamente con el Rosario a Nuestra Señora. Quiere a Jesús Eucaristía en la Comunión todos los días, con gran fervor. El 28 de abril de 1933, víspera de su muerte, Guido dice simplemente que ve a la Virgen que viene a recogerlo y exclama gozoso: “¡María, Madre mía!… Salve Reina… Espérame… y yo también tomaré alas… para ir Contigo”.
Al día siguiente, sábado 29 de abril de 1933, llamó al párroco para los últimos sacramentos. Nunca deja de orar, invocando los santísimos Nombres de Jesús y María. Al caer la tarde, alrededor de las 19.30, Guido Acquadro contempla a Dios.
El 1 de mayo de 1933, inicio del mes de Nuestra Señora, Guido tuvo su primer triunfo en la tierra, en su funeral, donde las lágrimas se mezclaron con la alegría, porque el Cielo tenía otro santito y los jóvenes tenían otro modelo a imitar.
En la diócesis de Biella todavía es conocido, amado, invocado. Pero vale la pena darlo a conocer más allá, junto a la santidad del beato Pier Giorgio Frassati, que también a él y a otros jóvenes ejemplares les inspiró a admirar y revivir en nuestra vida otra maravilla de Jesús vivo en las almas.

Da santiebeati.it

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